El Arco Iris blanco de Haroldo de Campos.

Prólogo a Del arco iris blanco, de Haroldo de Campos, Adriana Hidalgo Editora S:A, Buenos Aires, 2006.

Por Amalia Sato 

Como homenaje a su amado Goethe, Haroldo de Campos titula sus últimas antologías de ensayos con la imagen que en 1814 se le había impuesto como un presagio al poeta de Weimar: un arco iris surgido entre las brumas de la mañana que provoca la ilusión de una nueva juventud: “El arco es blanco pero es, sin embargo, un arco celestial. Aunque tus cabellos encanezcan, amarás”, es la frase que musitó entonces como un rezo el poeta alemán.

“Recuperar el momento de ruptura en que un determinado presente (el nuestro) se reinventa al reconocerse en la elección de un determinado pasado”, decía Haroldo, “para abismarse en la automeditación, en la autorreflexión”. Y eso logran estos ensayos de distintas épocas, que acarician una vena común que a todos los traspasa: la poesía, pulsación jamás agotada, y honrada con el ejercicio de la traducción, traducción como transcreación y transculturación que desencadena la operación crítica y la desdobla. .   

Estas palabras de la presentación del primer Arco Iris editado por Imago en 1997 ahora adquieren su dimensión más trascendente:

“Al reunirlos ahora, a una edad provecta, me alegra sobre todo hacer aflorar, de su conjunto, esa veta irradiante que se extiende subterránea. Me parece que, al cálculo más sobrio de la prosa de reflexión, sólo puede hacerle bien ese ritmo constantemente insinuado, el friso recapturado de esa cadencia, el ensayar de ese (casi) paso de danza. Y aquí, en la fantasía auditiva, la voz jubilosa de Anacreonte, resonando entre címbalos – géron d’, hótan khoreye…  

el viejo al

paso que danza

sólo  en los cabellos

                 envejece:

                en la mente

                reprimavera

se combina con los versos melancólicos de Tu Fu – pai-t’ou lao …-, entonados al son del laúd de dos cuerdas:

cabeza

blanca

el viejo

poeta

danza

canta           

apoyado en

su bastón

de noche

insomne

¿qué otra cosa

          si no?”

La selección de los ensayos y la organización del presente libro fueron entusiastamente emprendidas por Haroldo de Campos, y tomaron forma definitiva en marzo de 2003, como lo testimonia un fax ya amarillento caligrafiado con trazos apretados en vertical y horizontal. 

Los escritos sobre Goethe, Kafka, Hegel, Brecht ,Wang Wei, Ponge y Julián Ríos formaban parte del primer O Arco-ĺris Branco de 1997; el resto fue elegido especialmente para esta edición y nos fue enviado por Carmen Arruda : el texto sobre Lacan (1990) había sido publicado por la Fundación Casa de Jorge Amado, el de Oiticica (1992) salió en el diario Folha de S.Paulo, el ensayo sobre Arte Constructivo (1996) en la Revista USP, el referido a Juan L.Ortiz (1997) en Mais!, el de Mallarmé (1998) tuvo una aparición en Cuadernos Hispanoamericanos, y el homenaje a Sarduy (1999) fue editado por Fundación Memorial de América Latina. 

Nuevo Arco Iris en lengua española. Perfecta metáfora de una estructura impalpable, cuyas bandas cubren distintos dominios literarios y lingüísticos, y convergen en el blanco esplendente de la literatura universal, en un diálogo que no es sino trayectoria de lecturas acumuladas, pulidas, a lo largo de una vida.