Equinoccio: cornucopias, perifolios y chirivías

Revista Barzón 27, abril 2013

Otoño

Por Amalia Sato

Es culpa del siglo XVIII esta consideración con notas decadentes que ve, en las mutaciones otoñales, no suntuosas alfombras de oro sino ramas peladas y grises. Un gusto aristocrático ciego a la lujosa escala cromática, estallada en la floración de los pensamientos, las caléndulas, los ciclamen, las nemesias.

Otoño. Paleta engamadísima: beige, bronce, siena tostada, avellana, chocolate, café, cobre, arena del desierto, caqui, león, mahogany, arena, sepia, tawny, trigo, caramelo, hojas de arce, tierra. 

Fue el ornitólogo norteamericano Robert Ridgway (1859-1929) quien, gracias a su dedicación full time al estudio de las aves como curator de la sección en el Museo Nacional, bautizó muchos tonos de marrón a partir de la clasificación de plumajes. Nomeclatura de los colores para naturalistas, su obra maestra, es el muestrario que organiza el prodigioso mimetismo al que recurrieron para sobrevivir las 10.000 especies de aves, que prueban que los dinosaurios no se han extinguido.

Marzo. Y comienzo del año activo. En el escolar, tal vez alguna maestra todavía escriba en una lámina para decorar la sala algunos de los poemas alusivos de Federico García Lorca: Tan Tan/ ¿Quién es?/El otoño otra vez, o La tarde equivocada/ se vistió de frío./ Detrás de los cristales turbios,/ todos los niños, /ven convertirse en pájaros /un árbol amarillo. 

La melancolía como estado de ánimo inculcado: el calco del Simulcop con su árbol calvo y la hoja tristona arrancada por el viento.

21 de marzo, equinoccio, vale decir día igual a la noche. En el mundo celta, fin de las cosechas y momento del agradecimiento por lo recibido y por la espera del nuevo ciclo. También ahora: organización y planificación del año, proliferación de agendas y calendarios. Espacio de tránsito entre el adentro y el afuera, época de galería y porche, entre la intemperie y el hogar.

A diferencia de la mala prensa austral que convoca sombras, en la concepción de la gente llana y vital del hemisferio norte, el otoño es el tiempo de abundancia, alegría del acopio, preparación de las conservas y secado de las frutas, emblematizado en las cornucopias colmadas de frutos. En el inglés antiguo era directamente harvest (cosecha), el momento de la caída de los frutos al suelo: época de la vendimia, cosecha de trigo y pilas de leña, fiesta. 

Un optimismo que Albert Camus también captura: El otoño es una segunda primavera en la que cada hoja es una flor

Uvas, piñas, naranjas, membrillos, granadas, caquis. Satisfacción por las reservas almacenadas que la celebración del pimiento en Espelette, la Francia Vasca, o el festival de la nuez y la castaña en Grecia, o el de la aceituna en Mallorca, o de los higos y las almendras, ponderan. Al igual que en los festejos por la manzana entre los ingleses, o la Festa della Zucca en el corazón de la Toscana, con muñecas hechas con calabacín, o el Festival de la miel en Provenza aromatizada con lavanda, pino, castaño y romero, aunque el más memorioso y delicado es el Festival de las Hortalizas olvidadas, cerca de Rouen, donde las estrellas son las chirivías y los perifolios.

Mientras, para los goumets, es el tiempo de los hongos, el momento de lucimiento de los etnomicólogos con su saber y sus advertencias, y la temporada de caza de las setas – que como el hurón y las liebres, tienen oídos muy aguzados. ¿Qué tal un carpaccio de setas confitadas con endivias o canelones de puerro con couscous de coliflor, como propone el chef de la química y la experimentación? 

Entretanto, en el mundo goloso, el paladeo del marron glacé, bocado preferido de Marguerite Gautier, mejor conocida por otra de sus debilidades como La dama de las camelias; también manjar entre las señoras florentinas y venecianas del Renacimiento, como antes los higos conservados en miel en la Antigua Grecia.

Otoño: ¿etimología cierta esa que lo refiere al dios egipcio Atum – símbolo del Sol que se oculta en la Tierra?, o ¿más certera aquella que lo latiniza en el auctus annus (del verbo augeo: aumentar), vale decir,plenitud del año?La Cleopatra de Shakespeare lo sabe y así llora a Antonio: Su generosidad no conocía inviernos porque era un otoño que sazona creciendo.